domingo, 30 de agosto de 2015

Osadías

Estoy aquí... otra vez. He estado esperando escondido, asomando mi cabeza entre momentos para ver todo lo que hay, determinando una estrategia para al fin exponerme, salir del refugio que construí para entrar a este mundo que nunca he entendido, a campo traviesa un recorrido audaz en un mundo donde es más fácil ser una mala persona, a través de todos los tiempos para poder pararme en frente de ti y tener ese carácter que se aprende de la forma dura. Durante mi estancia en la soledad pasaron los meses y el pensamiento latente de ti comenzó a roer mi mente con una violencia que no es de aquí.

Abrir los ojos en el frío amanecer con la inconformidad de saber que para verte debo cerrar los ojos y confiar que mi mente no distorsionará tu verdadera imagen ha hecho el proceso de curación más difícil para este corazón lastimado que ahora ha sido suturado pieza por pieza. La estancia durante las noches fue de anclaje, estática en un pensamiento para la supervivencia contra la melancolía un pensamiento de quererte al salir y al llegar, y cuando pasas, y cuando no estás. El pensamiento de querer todo de ti, quererte cuando reflexionas de la cotidianeidad, quererte cuando de tus reflexiones das tu opinión, quererte al ver tu forma de mover los labios finamente al hablar con la gracia de la luz resbalándose delicadamente sobre tu piel y la aurora invisible que sólo yo veo en ti cuando llega el alba...

Quiero que me des tu mano y andemos con desdén ante toda la inmundicia,
Quiero besarte y quiero abrazarte y quiero hacer el amor,
Quiero verte sonreír y quiero despertar y quiero quererte otra vez,
Quiero decírtelo y quiero hacértelo, un gran grito al unísono.

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